sábado, 29 de diciembre de 2012

FECHAS SEÑALADAS





                  Aquella tarde no tenía mejor cosa que hacer, por lo que, cuando la hermosa joven se presentó en mi casa, vendiendo calendarios de sobremesa en taco, dejé que me detallara, una por una, las múltiples ventajas del producto: una página para cada día del mes, números bien grandes, santos, efemérides, espacio para notas y un sorprendente reverso que escondía anécdotas, refranes y chistes. Me sentí obligado a comprar uno de sus calendarios y, en qué estaría yo pensando, a firmar una suscripción anual. De por vida.   

            Años después, al final del sexto taco, la mañana del 25 de Diciembre, arranqué la hoja superior como tenía por costumbre. Al desprenderla me molestó comprobar que le faltaban varias páginas al calendario, de tal forma que los días saltaban directamente de la Nochebuena a la Nochevieja. No le di mayor importancia, hasta que recibí una llamada de mi hermano. De forma seca, sin saludar, me preguntó si me dignaría a compartir esa noche las uvas con la familia o si, por el contrario, volvería a darles plantón. Pensé que se trataba de una inocentada prematura. Poco después, la cabecera del periódico me sacó de mi error. Algunos pierden el mechero, otros la cartera, a mí se me habían perdido seis días de Navidad.

                Corrí a comprobar el calendario del año siguiente, que ya había recibido por correo. Se me erizaron todos los vellos del cuerpo. Al séptimo taco le faltaban siete días.

                Desde entonces no he dejado de recibir puntualmente, año tras año, un maldito taco cada vez más delgado. He perdido la Navidad, la Semana Santa, y parte de las vacaciones de verano. Eso sí, todo hay que decirlo, desde que perdí el día de mi cumpleaños, me conservo de maravilla.  

Este microrrelato ha sido publicado también en La Esfera Cultural
Versión traducida al francés en Lectures d'ailleurs

   

jueves, 20 de diciembre de 2012

ESCLAVOS


 
 
                Cuando el ejército le retiró su apoyo, no le quedó más opción que cesar como Jefe de Estado. Al día siguiente, todas las pantallas de televisión del país mostraban al pueblo vitoreando con júbilo al Líder electo, mientras que se abucheaba al dictador derrocado. El viejo militar observó las imágenes, firmó la cesión del poder, y dijo:

                  –¿Cómo piensa mantener su influencia sobre el rebaño sin el uso de la fuerza?

           El nuevo Presidente echó un vistazo al documento y, mientras lo guardaba en el portafolios, le respondió sin dirigirle la mirada.

                 –Someterles por la fuerza ha sido su error. Yo les haré creer que son libres.



Este microrrelato forma parte de la iniciativa "Un cuento antes del fin del mundo"

miércoles, 12 de diciembre de 2012

HUMANUM EST



Imagen obtenida de Internet
 
 
            Tras el fin de La Tercera Gran Guerra, los tecnócratas impusieron en todo el planeta la ley Pax con el fin de aplacar cualquier conato de violencia entre individuos, por el bien de una humanidad reducida a trescientos millones de supervivientes. La dureza de las penas permitió mantener una paz tensa entre los humanos durante los penosos años de la reconstrucción.

            A principios del Siglo XXII, la invención de robots dotados de un software que permitía emular la inteligencia emocional humana, se recibió como un gran avance tecnológico que contribuiría a consolidar el Nuevo Orden Mundial. En pocos años, todos los hogares del planeta poseían al menos uno. Comenzó resultando divertido que un androide pudiera sentirse ofendido por otro. Algunos usuarios no tardaron en ver en aquella singularidad un modo alegal de afrontar sus conflictos interpersonales, durante tanto tiempo reprimidos, por lo que adiestraron la susceptibilidad de sus Emos. El software, que impedía dañar a un ser humano, dejaba abierta la puerta al enfrentamiento entre máquinas. Los robots comenzaron a organizarse en bandas y a atacarse en función de los intereses de sus propietarios. Tras las primeras víctimas humanas por daños colaterales, el Gobierno decidió intervenir. Todo usuario fue obligado a instalar el programa «Vacuna» en su Emo para que ni las máquinas pudieran infringir la ley.

            Gracias a la potencia de un novedoso microprocesador cuántico, el módulo de programación Capek, pudo calcular todas las variables necesarias para lograr la «Vacuna» perfecta. El salto evolutivo resultante creó una nueva raza que gobierna el Planeta desde entonces. Las emociones humanas han perdurado. Sus errores, no.


             Este microrrelato resultó seleccionado entre los 10 finalistas del Certamen de Microcuentos FANTASTI'CS 2012.

lunes, 10 de diciembre de 2012

UN CARACOL EN EL SIGLO XXII



Fotografía de Alberto Komunikados
 
 
            La ciencia ha logrado demostrar, de forma irrefutable, que el tiempo se ha acelerado, y que su velocidad lleva incrementándose desde hace más de un siglo. La sociedad se ha adaptado forzosamente al ritmo inflexible que impone el reloj. Todo acontece cada vez más deprisa. Palabras como “instante” o “espera” han dejado de tener sentido en el lenguaje coloquial, y el curso de toda una vida comienza a percibirse como poco más que una anécdota pasajera. Lo que no ha podido ser adaptado al ritmo vertiginoso de la sociedad humana, ha dejado de tener interés, y ha caído en el olvido.

            Esclavos como somos del tiempo, ya solamente los niños reparan en animales cuyos nombres nadie recuerda.
 

          Aprovecho esta entrada para recordaros a todos los interesados que hasta el día 15 de Diciembre aún estáis a tiempo para participar en el Concurslow convocado por los blogs Sloyu, Contarcuentos y Mundolatino.org. La fotografía de Alberto, que ilustra esta entrada, os ha de servir de inspiración para escribir un microrrelato de menos de 555 palabras. Las bases completas las tenéis aquí.
 
 

martes, 13 de noviembre de 2012

SIN TECHO


Imagen obtenida del diario digital Laprensa.hn          
         

                    Hoy me he descubierto, en varias ocasiones, echando de menos a mi vecino y su irritante taladro percutor. Aproximadamente cada media hora, cuando el tren estremece todo el puente sobre mi cabeza. 


Este microcuento forma parte del libro "Deshauciados. Cronicas de la crisis"


jueves, 8 de noviembre de 2012

CUERDAS VOCALES


Imagen obtenida de Google
 
 
            Las manos de uno de los hombres se posaban en la garganta de K. mientras el otro trataba de inmovilizar las convulsiones de su cuerpo tendido sobre el asfalto. Prefería no tener que hacerlo, pero los ecos de sirenas que llegaban desde el distrito norte, me apremiaron a evitar riesgos. Apunté a la cabeza del primero y disparé. Desvié la mira telescópica hacia el otro hombre cuando trataba de arrastrarse bajo una furgoneta y le impacté en el corazón, atravesando su clavícula izquierda. Me volví de nuevo hacia K. y esperé. La sangre manaba cada vez con menos fuerza del orificio de bala abierto en su garganta, la marca de la casa. Cuando llegaron las patrullas, se encontraron con tres cadáveres: dos inocentes samaritanos y un maldito soplón.


Este microrrelato participó sin éxito en el IV Concurso de Microrrelatos Getafe Negro

lunes, 29 de octubre de 2012

A CONTRAPICADO


 
Fotografía obtenida de Google


            Han dejado de incomodarme la condescendencia, el trato preferente y todas esas miradas de compasión de las que soy objeto. He decidido aceptarme y aprovechar la nueva perspectiva que me brinda la silla de ruedas para observar el mundo que me rodea. Por extraño que parezca, es como si lo estuviera contemplando todo por vez primera. A lo largo de aquellos años borrosos que dediqué a transportar fruta, catorce horas diarias, nunca tuve tiempo para detenerme a mirar nada, hasta que me quedé dormido al volante.

            La realidad que estoy descubriendo me llena de tristeza. La mayoría de la gente no parece disfrutar de la vida. Pasan de largo por ella a una velocidad en la que es imposible apreciar nada. Como yo en mi camión. Tienen piernas pero no disponen de tiempo, y sus zancadas les llevan cada día al más absoluto de los vacíos. A la más voraz de las insatisfacciones.

            En lo fugaz de una mirada al pasar, hay quien solo ve en mí un cuerpo con ruedas que invita a sentirse algo más afortunado por un instante. Es curioso, hay ocasiones en las que, mirando el mundo desde aquí abajo, siento, -¡qué locura!-, que el afortunado soy yo.


Este microrrelato participó sin éxito en el II Concurso de Microrrelatos Sobre Discapacidad.
 

jueves, 25 de octubre de 2012

PRUEBA Y ERROR


Fotografía de Álvaro Del Val Tobalina


            Estudió detenidamente la naturaleza de los componentes, midió la dosis necesaria de cada uno de ellos, calibró las condiciones ambientales y concluyó que el experimento a doble ciego sería todo un éxito. Para su frustración, la hembra seleccionada como sujeto de pruebas no respondió favorablemente. Dos botellas de Möet, un restaurante caro, media docena de rosas blancas, un cuarteto de cuerda… Analizó cada uno de los posibles desencadenantes del fracaso, hasta que recordó la destreza con la que ella hilvanaba interminables oraciones compuestas cuyo significado siempre era «no». La conclusión le resultó obvia, le habían endosado a una de letras. 


martes, 9 de octubre de 2012

JUICIO FINAL



 
Imagen obtenida de Google

            En su defensa alegaron motivos filantrópicos. Hacía años que el juego no les resultaba divertido, pero temieron que, al soltar los hilos, todo el mundo se viniese abajo.


jueves, 4 de octubre de 2012

RADICALES



 


            Teseo, con setenta y cinco kilos de peso, fue el primero de la tarde. Comenzó embistiendo con bravura los cites de capote. El público del Dédalo de Cnosos ovacionó cada lance de Astifinito de Creta, aunque el excesivo celo en el tercio de banderillas deslustró la faena. El diestro apuró la suerte de muleta para culminar con una estocada certera de su asta derecha. El salto al ruedo de un grupo de minotauros, completamente depilados, que protestaban contra la tortura y el maltrato de humanos, debió molestar al presidente que, sin merecerlo, concedió al matador el trofeo máximo: las dos orejas y el rabo.


lunes, 1 de octubre de 2012

Ganador del Concurso de Microrrelatos Club AVIA


            El microrrelato "Agorafobia" que presenté en la última edición del Concurso de Microrrelatos Club AVIA ha resultado ganador, gracias a los 55 votos recibidos a través de Facebook por parte de los lectores. Una parte importante de esos votos se la debo al apoyo de 32 de mis propios "Amigos de Facebook". Quiero pensar que sus votos, además de por la amistad, también han estado motivados por considerar que mi texto era el mejor de los presentados. Dedico esta nueva entrada en el blog a cada una de esas 55 personas, gracias a las cuales disfrutaré de unos cuantos depósitos de gasolina gratis, pues el premio consiste en 300 € de combustible. Para quienes no lo hayáis leído, aquí os lo dejo. 



AGORAFOBIA 


Foto obtenida de http://www.chavonuevatierra.com
            Me comunicó el diagnóstico, garabateó una receta ininteligible y dio por finalizada la consulta. Deseché los ansiolíticos y probé mi propia terapia para escapar de la ansiedad. Cartero, vendedor de libros, teleoperador, repartidor de pizzas, técnico de una compañía de gas, perito de una aseguradora y Testigo de Jehová. Meterme en la piel de los demás sin salir de casa es toda una experiencia. Mañana, aprovechando el veranito, saldré de viaje. Aún no sé el destino. Observaré a través de las rendijas de la persiana al primer vecino que cargue sus maletas en el coche. Ojalá que tenga playa.


sábado, 22 de septiembre de 2012

ENTREGADOS A LOS ELEMENTOS



Cuatro elementos (David R. Belmonte)


                                          Sopló mi nombre entre susurros.
                                          Regué de besos su piel.
                                          Sofocamos el ardor de nuestras llamas.
                                          Nos derramamos de fertilidad.

 

lunes, 23 de abril de 2012

Ganador del ConcurSlow Microrrelatos



Fuente: Blog Ceres-Cantabria

             Hoy, coincidiendo con el día del libro, se ha fallado el I Concurso ConcurSlow Microrrelatos, una iniciativa surgida de la colaboración entre las páginas Contarcuentos y Sloyu “para unir el placer de escribir y la reflexión entorno a una vida con menos acumulación y más significado, resumido en el lema “Menos es Más” como eje central de los relatos, que podían enmarcarse en distintas áreas de nuestra vida: emocional, espiritual, solidaria, compromiso, profesional,…”

            Ha sido una grata sorpresa para mí descubrir que mi microcuento “La caprichosa perspectivadel tiempo”, ha resultado ganador en este certamen.

            En palabras del jurado del concurso: Además de la calidad, valoramos el efecto sorpresa y el mensaje positivo que nos deja y que nos ha recordado el cuento de Alejandro Jodorowsky El arquero y la Luna“:

            Un arquero quiso cazar la luna.
            Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro.
            Los vecinos comenzaron a burlarse de él.
            Inmutable, siguió lanzando sus flechas.
            Nunca cazó la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del 
            mundo.

            Con esta entrada quiero agradecer a los responsables de Contarcuentos y Sloyu, Joost Scharrenberg y Elisenda Pallàs, tan sugerente iniciativa en la que no podía dejar de participar. Es un placer descubrir que, también para vosotros, la distancia más corta entre el hombre y la verdad es un cuento.

            Gracias también a los lectores de este blog por vuestro apoyo sincero e incondicional, aún a pesar del ritmo más lento, espaciado y necesario, de mis últimas publicaciones.

            Un fuerte abrazo a todos y feliz día del libro. 



martes, 17 de abril de 2012

EL BUSCADOR


Fuente: http://www.fotosguapas.net

             Cuentan que había una vez un viejo ermitaño que vivía felizmente en el interior de una cueva sin más pertenencias que una túnica sucia y una escudilla. Era venerado por algunos debido a su sencillez y sabiduría, y despreciado por otros por loco y menesteroso.

            Un día llegó hasta él un hombre procedente de lejanas tierras que afirmaba haber invertido toda su vida en una infructuosa búsqueda de la felicidad. Había acumulado riquezas, experimentado los más exquisitos placeres, recorrido el mundo por tierra y por mar, conocido a maestros, gurús, curanderos y charlatanes, practicado toda clase de técnicas ancestrales y probado las más variadas pócimas y brebajes. En un último y desesperado intento, había donado todas sus posesiones a los más necesitados, y a pesar de todo ello, nunca halló la ansiada felicidad. Viejo y abatido, esperaba ya, con resignación, la visita de la dama oscura cuando alguien le habló del ermitaño feliz. El insaciable buscador pensó que le daba igual morir sentado que caminando, así que paso a paso, jornada tras jornada, invirtió las pocas fuerzas que aún le quedaban en arribar a aquella cueva en la que, supuestamente, moraba un hombre feliz.

            El ermitaño escuchó con interés la historia que le contó el extranjero y sin perder la sonrisa, sentenció:

             —Aún no has acallado todos tus apegos.
           
            —¿Mis apegos? ¿Acaso no has escuchado mi historia? —se dolió el hombre—. Me he desprendido de todo lo que poseía. ¿Qué más puedo hacer?

            —Verás, hace mucho tiempo, cuando yo era joven, abordé a mi maestro para que me explicara qué era lo que producía la felicidad, cuál era su causa. Él me respondió con una pregunta: ¿Tiene causa el silencio?

            Tras decir esto se quedó callado. El extranjero comprendió que el ermitaño le estaba invitando a averiguar la respuesta por sí mismo. Pensó durante largo rato hasta que por fin…

            —No hay nada que cause el silencio, —dijo—, siempre está ahí, accesible en cuanto las causas del ruido cesan.

            —¡Exacto! —Gritó el ermitaño—. Y ahora dime, ¿qué es eso a lo que estás tan apegado, que su ruido no te deja escuchar la felicidad que mora en ti?

            Cuentan que cuando la muerte llegó a aquella lejana cueva, perdió el rastro del abnegado buscador al que trataba de dar alcance. Allí se topó con dos hombres sonrientes que contemplaban en silencio la puesta de sol, pero ninguno de ellos estaba buscando absolutamente nada.


martes, 20 de marzo de 2012

EL UMBRAL


    
         

            Ninguno de ellos recordaba cómo había llegado hasta aquella sala, ni cuánto tiempo llevaba allí enclaustrado. Tampoco parecía importarles, obnubilados como estaban con uno de los dos cuadros que, en paredes opuestas, componían la única decoración de la estancia. La atracción hipnótica que ese objeto ejercía sobre ellos no era provocada por su lienzo, una insignificante pintura a base de pinceladas grises, lo que les mantenía verdaderamente deslumbrados era el desproporcionado y lujoso marco que rodeaba a tan vulgar obra. Diamantes y zafiros, engastados en delicadas figuras de nácar, parecían disputarse el espacio con caprichosas volutas de oro a las que se engarzaban rubíes y esmeraldas, formando un abigarrado espectáculo de destellos multicolor. A sus espaldas, enmarcada por una liviana y sencilla moldura de madera, una hiperrealista imagen del paraíso les pasaba desapercibida.

            Ninguno se percataba de ello pero, de vez en cuando, un nuevo visitante se incorporaba tras el grupo que se agolpaba en aquella sala sin puertas. 


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